La situación provocada por los efectos de una pandemia, la escasez de materias primas, los conflictos geopolíticos y el alza generalizada de los precios han tensado las cadenas de suministro de las empresas en todo el mundo, que están centrando sus esfuerzos a corto plazo en mejorar su eficiencia y gestionar sus costes,  buscando seguir siendo competitivos.

Durante los últimos dos años se ha evidenciado la complejidad de estos procesos cuando además se le añade una cuota de incertidumbre producto de una pandemia mundial o un canal de transporte crítico obstruido durante 6 días por un portacontenedores como sucedió hace poco más de un año en el canal de Suez.

Este contexto nos da una perspectiva más clara de los grandes retos que han tenido que afrontar los actores que conforman el mundo logístico en los últimos dos años.

En una economía de carácter global golpeada por una pandemia que aún persiste, la vulnerabilidad se ha evidenciado con alta variabilidad en los pronósticos que podemos observar  fácilmente desde los plazos de entrega de un vehículo nuevo, hasta las fluctuaciones en los índices de consumo de los diferentes mercados de nuestro entorno.

Esta realidad que tenemos actualmente que podemos etiquetar de incertidumbre, a la que se le suman los vientos que susurran la próxima crisis económica global, aporta nuevas piezas al tablero de gestión de los directores de logística y/o de producción de nuestras empresas que deben ser gestionadas, lo que aumenta el nivel de dificultad de la labor diaria.

Con esta hoja de ruta, podemos preguntar ¿Será este el momento de afrontar un periodo de rediseño con visión más holística en gestión de logística, una más profunda capacidad de puesta en valor de aquello que es relevante,  y una mayor capacidad de decisión basada en información y apoyada por especialistas en un nuevo escenario de colaboración?

No podemos decir que la logística no esté de moda. Influencers, políticos, instituciones financieras internacionales llevan tiempo hablando del papel determinante que la logística juega para las empresas e incluso para la economía del planeta no solo en los dos últimos años, sino desde hace largo tiempo.

Cada vez más, y de forma más intensa, la logística está obteniendo el papel protagonista que merece, y eso significa que este incremento de la sensibilización, e incluso de la atracción, hace que los responsables de logística tengamos al alcance de la mano soluciones, partners y herramientas para abordar de una forma más intensa y profunda nuestras cadenas de suministro.

Diferentes estudios sobre el sector indican que la mejora de la eficiencia y de los costes son las dos principales prioridades de los directivos en relación con sus cadenas de suministro, por delante de la automatización de procesos, del uso del análisis de datos o del aumento de la resiliencia.

Y a pesar de que es evidente que las cadenas de suministros han tornado en ser cada vez más resilientes (atributo que se asocia a flexibilidad y conlleva ceder respecto a costos para asegurar un margen para contingencias como los fenómenos imprevistos que hemos sufrido en los últimos años) lo cierto es que la búsqueda de la eficiencia y la mejora operativa requiere de una visión implicada desde la dirección de logística que promueva y busque alcanzar ese nuevo escenario de eficiencia.

Para ello, se deberán superar aquellos stoppers que suponen un obstáculo para alcanzar esas nuevas cotas de eficiencia: las limitaciones presupuestarias, seguido de la dificultad de encontrar el talento necesario y de la capacidad de incorporar las tecnologías adecuadas.

Por ello, desde Supply Change entendemos que las oportunidades vendrán de la mano de la colaboración, en su sentido más amplio, entre proveedores, clientes, áreas de las compañías, y administraciones. De cara a futuro, el panorama logístico presenta muchas incertidumbres: evolución de la demanda, niveles de inventario necesarios para asegurar el servicio, los precios de los servicios logísticos, la disponibilidad de instalaciones, la contratación de personal, la capacidad y precios del transporte, el e-commerce, etc. Esto nos permite reflixionar y definir cuatro líneas de mejora:

4 Líneas de mejora para la eficiencia en la cadena de Suministro: 

  1. Colaboración, para ser más ágiles y flexibles.
  2. Transparencia, para mejorar la visibilidad y la digitalización de la cadena.
  3. Análisis de riesgos, para estar preparados ante cualquier tipo de disrupción.
  4. Resiliencia, para adaptarnos rápidamente a los cambios.

 

Las lecciones aprendidas han de contribuir a darle un nuevo sentido a las cadenas de suministro que, como hemos visto, son un pilar clave en los negocios.

Desde Supply Change proponemos trabajar en cómo conseguir responder con rapidez a las fluctuaciones de la demanda, alineando de forma ágil los objetivos y planes de negocio con las operaciones.

Tendremos que poner en marcha sistemas de planificación más dinámicos y la gestión del inventario cobrará una mayor importancia. Uno de los mayores desafíos estará en identificar las limitaciones de nuestra cadena: el personal, las materias primas, la producción…

El objetivo final es ser más eficientes, sostenibles y competitivos.