La última milla siempre ha sido un elemento de especial atención en la gestión de la cadena de suministro.

Por última milla podemos definir como la última etapa de la Cadena de Suministro, que va desde el último punto de almacenamiento hasta el destinatario final. Su singularidad radica en la importancia que tiene tanto desde el punto de vista de costes (en general supone el mayor peso de los costes de distribución) como de calidad de servicio, en lo referente al impacto sobre la experiencia del cliente, de hecho cualquier incidencia tiene un impacto directo en la satisfacción del cliente.

En los últimos tiempos estamos asistiendo a una auténtica revolución en la forma de definir y diseñar este concepto de última milla. Son varios los factores que explican esta transformación. Por un lado, el crecimiento exponencial del ecommerce, que ha multiplicado las necesidades de transporte y ha obligado a buscar formas de distribución alternativas a la tradicional entrega domiciliaria (lockers, puntos de conveniencia, entregas nocturnas); y por otro lado encontramos las crecientes restricciones a la circulación de vehículos en los núcleos urbanos, en aras de la reducción de emisiones contaminantes y de la sostenibilidad medioambiental. A todo esto hay que añadirle la componente tecnológica y como la evolución de la tecnología de optimización y gestión ha impulsado esta revolución.

A pesar de que tendemos a asociar última milla con ecommerce, no es ni mucho menos el único sector. Existen innumerables sectores que han acortado la “distancia” que tenían con sus clientes y han desarrollado ejercicios de última milla cuya logística capilar tiene un gran impacto en las ciudades. Entre ellos encontramos el abastecimiento al canal HORECA (España cuenta con cerca de 400.000 establecimientos en este sector), el aprovisionamiento a farmacias y hospitales, el reaprovisionamiento de los comercios de retail o la distribución de otro tipo de mercancías como recambios y suministros industriales son otros ejemplos en los que la última milla es esencial.

 

Redes de transporte convencionales o flotas dedicadas

Existen esencialmente dos formas de abordar la última milla.

Por un lado tenemos las entregas de ecommerce (B2C) que tradicionalmente se han realizado a través de redes de mensajería y paquetería convencionales multicliente.

Por otro lado tenemos las entregas B2B (HORECA, farma, retail, industrial) en las cuales existe una mayor diversidad debida a una mayor complejidad. Cuando el ámbito de distribución es local o provincial, con unos destinatarios estables y una masa crítica suficiente las empresas tienden a gestionar su propia red de distribución con vehículos dedicados. Sin embargo, cuando se trata de distribución nacional, con variablidad y poca densidad de puntos de entrega la solución elegida suele ser la de redes convencionales.

Esto también está cambiando en los últimos tiempos. Existen grandes players del ecommerce (Amazon, Aliexpress, Inditex o El Corte Inglés) que, por su gran densidad de envíos, están evolucionando hacia una red de distribución propia complementada por las redes convencionales.

Paralelamente a esto también podemos observar como aparecen nuevos modelos como la concentración de mercancía de múltiples clientes en microhubs urbanos de proximidad para, desde ahí, realizar una distribución única con vehículos “verdes”.

 

La importancia de la tecnología en la última milla

Como decíamos antes, la tecnología ha tenido un papel estelar en la revolución de la logística de última milla. Hoy en día existe una gran oferta de aplicaciones cuyo denominador común es la accesibilidad para todo tipo de compañías, frente a tiempos pasados donde sólo las grandes empresas podrían permitirse este tipo de inversiones.

Esta tecnología consta de tres elementos:

  • Un módulo de optimización que, a partir de una modelización de la red de distribución de la empresa permite identificar cuáles son las mejores soluciones.
  • Un módulo de trazabilidad, que permite capturar en tiempo real la información como el posicionamiento de los vehículos o la confirmación de las entregas mediante terminales móviles (smartphones o PDAs)
  • Un módulo de gestión, que partiendo de la información del módulo de trazabilidad permite realizar un seguimiento y anticipar la toma de decisiones.

Esta tecnología es con frecuencia adquirida en modelo Saas (Software as a Service), donde la empresa no tiene que adquirir una aplicación sino que paga un coste variables por vehículo.

La tecnología es un elemento fundamental para la toma de decisiones que contribuya a una mejora de costes y de la calidad de servicio ofrecida. Algunos ejemplos son los siguientes:

  • Optimización estática: Diseño de rutas fijas para un entorno de distribución estable. En general, es suficiente realizar una revisión mensual de este diseño
  • Optimización dinámica: Diseño diario de las rutas a partir de las entregas del día siguiente.
  • Simulación del impacto que podrían tener decisiones como el cambio del tipo de vehículos o un cambio de procesos en el resultado final
  • Gestión proactiva de la calidad, anticipando las incidencias y mejorando la experiencia del cliente

 

En definitiva, el concepto de última milla que muchos sectores, tanto públicos como privados, están utilizando en sus proyectos y en sus estrategias, es un concepto adaptable a infinidad de sectores, que requiere de un ejercicio de asesoramiento especializado con el objeto de ser eficaces y respetar las expectativas de los clientes, y por su puesto es concepto que requiere de un nivel tecnológico elevado para poder transformar la necesidad e llegar al cliente en un elemento diferenciador en el mercado.