Durante décadas, las flotas propias han sido un activo estratégico para el retail, la distribución y la industria. Sin embargo, la transición hacia un entorno omnicanal ha puesto sobre la mesa una evidencia: las flotas diseñadas para el “modelo tradicional” ya no responden a las exigencias actuales.
Las empresas con flota propia necesitan una nueva arquitectura operativa: más flexible, más eficiente y más adaptada a la variabilidad de la demanda.
Un contexto completamente distinto
La omnicanalidad ha modificado por completo los patrones de entrega:
• más pedidos pequeños y frecuentes,
• picos imprevisibles,
• entregas Same/Next Day,
• más restricciones urbanas (ZBE, horarios, accesos),
• mayor presión sobre la experiencia de cliente.
La demanda dejó de ser lineal. Pero la mayoría de flotas siguen estando diseñadas para escenarios estables.
Los retos clave de las flotas propias
En nuestros proyectos detectamos cuatro desafíos comunes:
1. Sobredimensionamiento estructural
Flotas pensadas para “el peor día del año” → altos costes fijos durante el resto del año.
2. Falta de flexibilidad
Camiones y furgonetas rígidos en un entorno que pide combinaciones de:
• EV para zonas urbanas,
• térmicos para larga distancia,
• vehículos ligeros para microentregas,
• y modelos multimodales para entornos urbanos complejos.
3. Ineficiencia en rutas y tiempos
Entregas urbanas que antes eran estables ahora requieren rediseño contínuo, coordinación con tiendas, hubs y puntos de consolidación.
4. Falta de integración con el ecosistema logístico externo
Hoy ya no es flota propia o operador externo.
Es flota propia y operador externo, en un modelo mixto inteligente.
Cómo rediseñar una flota para el entorno omnicanal
1. Redimensionamiento basado en demanda real y no en intuición
Análisis históricos, previsión avanzada y simulaciones que permiten determinar:
— tamaño óptimo,
— mix de vehículos,
— necesidad de recursos flexibles en picos.
2. Electrificación estratégica — no simbólica
La electrificación debe basarse en rutas, usos, pesos, y ventanas horarias, no en objetivos corporativos aislados.
Esto implica:
• EV urbanos,
• híbridos operativos,
• infraestructura adecuada,
• y decisiones basadas en TCO real.
3. Integración con operadores logísticos especializados
El modelo ganador es híbrido:
🔵 flota propia para lo nuclear,
🔵 operador externo para variabilidad, picos y rutas no recurrentes.
4. Ruteo dinámico y control operacional
Control towers, planificación continua, visibilidad y datos.
Sin esto, la flota pierde su principal ventaja: la proximidad y el control.
5. Diseño de modelos de reparto según ubicación
No todas las ciudades requieren el mismo modelo.
Ciudades con ZBE, cascos históricos, microhubs o limitación de anchura necesitan flotas adaptadas al entorno.
La conclusión: la flota propia sigue siendo estratégica
Pero ya no puede gestionarse como antes.
Para que aporte servicio, ahorro y sostenibilidad, debe rediseñarse con criterios omnicanales, tecnológicos y operativos.
Las empresas que ya están dando este paso están obteniendo ventajas claras:
• más cumplimiento,
• menos costes,
• mejor experiencia de cliente,
• y un modelo sostenible a largo plazo.
El futuro no es “tener flota”.
El futuro es saber qué flota necesitas, para qué, dónde y cuándo.